lunes, 30 de abril de 2012

¿Que si me arrepiento? No puedo sentir remordimiento por querer sentir placer, al igual que tú no lo sentirías por hacerle el amor a una hermosa joven; o es que acaso no lo haría si tuvieras la ocasión, a lo mejor no, quien sabe cuál es la naturaleza de cada uno. El placer surge de lo más hondo de nosotros mismos, de esa parte de nuestra alma que normalmente, por miedo, solemos ocultar. Por eso toda mi vida, desde niña, sentí un enorme vacío dentro de mí. Pensé que al casarme y tener hijos eso cambiaria, pero me equivoqué. Era como si me faltara una pieza de un enorme puzle y por mucho que pusiera otras piezas, ninguna encajaba exactamente. No era que me sintiera sola, o poco querida, en mi vida tuve mucho amor, simplemente era una oscuridad que no se llenaba con nada, una necesidad de algo que no podía identificar. Cuando, al fin, me atreví a dejar salir esa oscuridad, fue cuando me sentí completa.
Todos recordamos nuestra primera vez, la mía fue tan especial, tan hermosa. Era un chico joven, bastante más que yo, con unos hermosos ojos azul claro de los que me quedé absolutamente enamorada. Nos vimos una mañana de verano por la calle, yo paseaba con mi hija mayor, que por aquel entonces tenía once años ya, él repartía publicidad. Cogí uno de los papeles y le sonreí. En ese momento, mientras él me devolvía la sonrisa, supe que sería el primero, era mi destino y el suyo.
No tuve ningún problema en convencerlo que se viniera conmigo, ni te imaginas lo confiados que son los chicos si les prometes sexo salvaje sin compromiso. ¿Tenéis algún tipo de fantasía rara con eso? No hace falta que contestes, tu cara lo dice todo.

sábado, 28 de abril de 2012

El ascensor


Tumbada en el sofá sonreía al pensar como había acabado allí, a veces los días normales se pueden convertir en el mejor día de tu vida.  
Eran las 8 de la mañana, como siempre iba tarde así que cuando se abrieron las puertas del ascensor entró sin mirar, la pobre chica que estaba junto a la puerta se llevó un buen golpe. Levantó la mirada y se encontró con esos enormes ojos verdes de los que quedó inmediatamente prendada.
- Lo siento – dijo – no te he visto.
- Ya lo he notado – había sonado realmente brusca, cosa que extrañamente no le molestó, todo lo contrario.
- ¿Bajas? – le sonrió sin poder dejar de mirarla.
- Sí – había bajado la mirada sonrojada al notar como no le sacaba los ojos de encima.

jueves, 26 de abril de 2012

Empezando de cero

Hace años cree este blog para publicar en él historias creadas y surgidas de mi imaginación, hoy retomo la idea. Será un espacio donde dejar constancia de mis textos, esos relatos que escribo y a veces no llegan a ver la luz más allá de mi portátil y algunos que ya tengo publicados y que recogeré de nuevo aquí.

Solo deseo que la gente que me lea lo disfrute al igual que yo lo hago cuando escribo.

Maria.